martes, 5 de junio de 2012

La hegemonia francesa

La política exterior de Luis XIV tenía como principal motivación la demostración del poder de Francia y la magnificencia del propio rey. Por ello se fue determinando conforme se presentaban las circunstancias. Sin embargo, es cierto que existían ciertos condicionamientos objetivos que orientaban los intereses exteriores de una manera determinada, aunque en la decisión de adoptar una expeditiva vía militar tuviese gran parte la consecución de gloria personal. Por una parte, Luis XIV heredaba una tradicional rivalidad con los Habsburgo, sobre todo los de Madrid, que había tenido su último acto en la Paz de los Pirineos (1659); por otro, la consecución de unas sólidas fronteras naturales era un viejo anhelo de Richelieu, siempre dejado de lado por otros problemas más urgentes; por último, existía una clara rivalidad económica con las Provincias Unidas. La reorganización del ejército por Le Tellier y su hijo Louvois lo convirtió en el más poderoso de Europa, por su número, su armamento y su disciplina. Vauban, comisario de fortificaciones, construyó un cinturón inexpugnable de fortalezas alrededor del Reino. La marina recibió menor atención, pero aun así la mejora de los puertos, la reactivación de los astilleros y el progreso de la formación de los marinos la hicieron susceptible de enfrentarse victoriosamente ante enemigos navales tan peligrosos como ingleses y holandeses.

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